No fue un error, fue un 'reload'... o eso me repito para no llorar

He perdido mi cuenta de Instagram.

Todo empezó con el sistema de seguridad más eficaz del mundo: tan eficaz que ni yo podía entrar. Activé la doble verificación porque quería estar seguro… y vaya que lo estuve. El sistema estaba tan seguro que bloqueó mi acceso y el de mi paciencia.

Intenté de todo. Me sentaba frente al móvil o el ordenador con la esperanza de que un clic mágico lo arreglara, pero siempre terminaba igual: frustrado, agotado y preguntándome si Instagram tendría algo personal contra mí. A veces procrastinaba, porque sabía que intentarlo de nuevo era como tratar de abrir un candado sin llave, y sin paciencia.

Finalmente, algo hizo clic (no en Instagram, sino en mí). Decidí hacer lo que las serpientes hacen mejor: soltar la piel vieja y crecer. Schopenhauer lo dijo (y yo ahora lo repito para consolarme): “El cambio es la única cosa inmutable”.

He abierto una nueva cuenta, que más que un reinicio: es un lugar para conectar desde un propósito renovado. Allí seguiré compartiendo contenidos acerca del yoga y la meditación, pero también me abro a algo nuevo: ser mentor digital para emprendedores espirituales.

Te invito a seguirme en esta nueva etapa: @sukavativalencia. Me encantaría que recorramos este camino juntos. Porque si algo aprendí es que siempre hay oportunidad en cada cambio… Y esta vez, prometo mantener la seguridad, pero sin volverme mi propio enemigo.

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